Cansancio

Te Libro de Todo Mal


Cuando salía esta noche de la biblioteca, la nausea me apretaba la garganta. De reojo vi que el cielo era del mismo color que el ladrillo de las universidades, la carretera estaba mojada, los árboles estaban secos, y yo estaba cansada.

Tan cansada, que ni siquiera me paré a mirar.

Minutos más tarde, mirando entre los reflejos de decenas de nadies sobre las ventanas del metro, uno familiar me preguntaba: ¿dónde estoy?. Genoveva, ¿dónde estás, que ni siquiera tienes fuerzas de pararte a mirar cómo gira el mundo?.

Y es que en mi vida estuve tan cansada, pero por fortuna mañana ya acabo los exámenes. Curiosamente, jamás tuve tantas ganas como hoy. Y la culpa de esto la tienen prácticamente dos personas: Un duende pecoso con espíritu de plomo. Y un sombrerero loco, loco, loco.

Y una sorpresa, quizás, a un hermano.

Gen.