Una Sobre Laus

Te Libro de Todo Mal


Cuando estaba a punto de marchar para Argentina, el duende pecoso, que es como mi hermana algunas veces y como mi novia casi siempre, me regaló algo que supo que iba a necesitar. Una caja de colores. Y yo, que apenas había salido de las estrictas lineas del boli Bic, prometí que le mantendría al tanto de los resultados.

Así que ahora que esto va de dibujos, aprovecho.

El primer día de clases en el Rojas vi a la niña más bonita del mundo escuchando atenta los desvaríos del profesor. Cuando tuvimos que hacer nuestro primer dibujo, no dudé en pintarla a ella. Más tarde tuve la suerte de conocerla y ahora es una de esas personas a las que echaré en falta cuando regrese a Madrid. Que por cierto, resultó llamarse igual que el duende pecoso.

Gen.